Firmado en el ángulo inferior derecho “B. Palencia 41”
Signatura: FAR D-28
En este dibujo de 1941 está ya fijada la personal mirada del pintor hacia el mundo de la infancia, que representaría infinidad de veces: la peculiar síntesis de la fisionomía, esquemática pero cargada de ternura y vida; la línea fina y sin aristas, resultado de su estudio, entre otros, de los dibujos a línea de Picasso de finales de la segunda década del siglo, que le obsesionaron siempre; y unas ciertas dosis de conmiseración y de nostalgia.
Este dibujo evoca fuertemente las imágenes de la infancia de los arrabales en la posguerra española.