Firmado en el cuello, lateral inferior derecho: “José Luis Medina”
Signatura: FAR E-30
Apodada “egipcia” por su propio autor, es indudable la relación que esta serena y hierática cabeza tiene con la estatuaria del Antiguo Egipto.
La obra del vallisoletano Medina está impregnada de un clasicismo y una depuración formales que entroncan con la gran estatuaria antigua. En su simplificación formal y dibujística, de nítidos perfiles. En el peso que le confiere a las figuras, en el concienzudo trabajo del modelado, en todo busca una esencialidad atemporal, más allá de tendencias ocasionales.
Antonio Ródenas debió quedar cautivado por la serena nobleza de esta cabeza y su carga de clasicismo bien entendido. Como bien dice el crítico de arte José Marín-Medina, el caso de Ródenas es infrecuente en un país donde el coleccionismo de escultura es paupérrimo. El que reuniera tal cantidad de esculturas y el que se fijara en la obra de José Luis Medina, ajeno a los circuitos, dice mucho de su personal y poco influenciable gusto.