Firmado en el ángulo inferior derecho “B. Palencia 47”
Signatura: FAR P-65
Este cuadro forma parte de una extensa serie de paisajes sobre monumentos muy conocidos de nuestro país que el pintor abordaba con la intención de someterlos y trascenderlos mediante un estilo renovador. Al ser temas muy tratados por distintos pintores también nos permite apreciar las diferencias entre los estilos de unos y otros y nos ayuda a definir mejor las características que los singularizan. Véase a este respecto, por ejemplo, la distancia entre la visión de Benjamín Palencia y la que tenía el más ilustre pintor de paisajes de Aranjuez, Santiago Rusiñol.
El encuadre bastante frontal está aquí enriquecido por la interpretación de las masas vegetales tratadas como una unidad cromática algo plana (que recuerda un tanto a Munch), por el tratamiento de las texturas y por la solución, extraña y abstracta, dada a los planos de luz y sombra del tejado del palacio, con un amarillo luminoso o nota de contraste que “arrastra” en su vivacidad al rojo de la fachada.
A título de curiosidad, tras el proceso de limpieza de la obra, han aparecido mezcladas a la pintura en distintos niveles signos y letras de tipografía impresas tanto en positivo como en negativo, que pueden sugerir procesos de borrado y rectificación con papeles de periódico, a falta de trapos.