Firmado en el ángulo inferior derecho “B. Palencia 69”
Signatura: FAR P-54
Vemos que veinte años después de “Paisaje encendido”, el pintor sigue cultivando un paisaje de amplio y alto horizonte, con tierras de cultivo y árboles, recurrente en su producción, muy común en la pintura paisajística de la Escuela de Vallecas.
A diferencia de aquel cuadro, éste se nos presenta más sobrio, menos rico en soluciones plásticas, más quedo. Sin embargo las grandes lenguas amarillas y ocres, atrevidas simplificaciones formales algo primitivistas y ligeramente dislocadas en el espacio, le dotan de una serena profundidad clásica y de un interés cromático y formal sobresalientes.
El cielo constituye una muestra del sensible virtuosismo matérico del pintor.