Firmado en el ángulo inferior izquierdo: “Valentín de Zubiaurre”
Signatura: FAR P-78
Si Echevarría, desde su cosmopolitismo postimpresionista, es considerado como uno de los fundadores de la llamada Escuela Vasca de pintura, los hermanos Zubiaurre, Ramón y Valentín, son los valedores de una cierta épica del tipo popular vasco. Trascendiendo el interés etnográfico, marineros y campesinos son retratados en grandes composiciones de recios y enfáticos gestos, en una retórica con un estilo ciertamente personal conocedor de los nuevos lenguajes de la modernidad.
Este pequeño retrato abunda en esa temática y aunque tiene el planteamiento de un retrato clásico italianizante, con un paisaje lejano con montañas y caserío a modo de fondo, posee la peculiaridad de caracterizar, si no exagerar, de forma más que etnográfica prototípica, los rasgos de un campesino vasco.
Antonio Ródenas trató a Valentín de Zubiaurre, viajando con él a Toledo y Segovia en 1949 y anotando en sus diarios anécdotas (como la de que el pintor se arrodillara devotamente ante los cuadros del Greco), apreciaciones e incluso juicios, no siempre benévolos, sobre la personalidad del artista vasco.