Firmado en el ángulo inferior izquierdo “J.Haro 78”
Signatura: FAR E-2
Esta pieza, de las primeras del escultor en ser adquiridas por Ródenas, alude a la tragedia del fusilamiento, representa dos cuerpos, uno abatido y el otro arrodillado llevándose las manos a la cara en claro gesto de desesperación.
Las terribles imágenes de nuestra guerra civil y posguerra, y de tantas otras ejecuciones, están en nuestra memoria. Ródenas pasó los años de la contienda en una finca familiar en Murcia, lo que no le inmunizó al horror. Juan Haro vivió de cerca en el entonces extrarradio barcelonés de Montjuich las terribles represalias de la posguerra. No obstante el escultor rehúye cualquier referencia anecdótica en busca de una universalidad.
Compositivamente, los cuerpos en S parecen imbricarse el uno en el otro como fundiéndose en un círculo, el de la vida y la muerte. Y dotan de movimiento a un tema en principio estático. La figura reclinada tiene antecedentes en una de las figuras del célebre cuadro de Goya.
La profundidad espacial en el reducido grosor del relieve está conseguida con la fuga de las piernas del caído, que ya parece cubrir la tierra, por el sabio y sutil juego de entrantes y salientes de los volúmenes y por el subrayado del dibujo en determinadas zonas. Lección bien aprendida por el escultor sobre todo en los relieves egipcios y en la escultura románica. Como en ésta, la ley de máximo contacto de las formas sinuosas con los bordes rectilíneos del relieve ayuda a integrar forma y espacio.
Finalmente el juego de acabados con distintas texturas le da riqueza, jerarquiza los planos y pone de manifiesto la noble calidad de la piedra en un notable ejercicio de talla directa.