Firmado en la parte trasera del cuello “J. Haro 82”
Signatura: FAR E-6
A los pocos años de conocerse, Antonio Ródenas le encarga a Haro un retrato en bronce. Acabarían siendo dos, éste que nos ocupa y una cabeza tocada con gorra y con la mano derecha apoyada en la mejilla en actitud meditativa.
Además de lograr un sorprendente parecido, este retrato es una magnífica muestra de análisis psicológico. Como ya apuntó José Marín-Medina (Revivir lo vivido. La colección Antonio Ródenas García-Nieto. 2006) en ella “se reconocen el espíritu ambicioso y el carácter ensimismado del efigiado”. Toda la complejidad de su carácter, que quedó reflejada en sus diarios, está presente aquí. Transmite bajo una apariencia de aplomo y fuerza intelectual las turbulencias del alma.
El modelado contenido y la simplificación de los detalles le dotan de la serenidad de la estatuaria antigua, algo que va muy en consonancia con lo que Antonio Ródenas defendía.