Firmado en el ángulo inferior derecho “Colmeiro”.
Signatura: FAR P-6
El contacto con la pintura de Cézanne y con las vanguardias europeas dota a su pintura de una frescura y una “distancia” que se sobrepone al localismo de sus temas, a los que se mantuvo siempre fiel.
El tema del mercado rural, tan presente aún hoy en Galicia, es recurrente en la obra de Colmeiro. Quizás sea éste que ahora presentamos uno de los mejores ejemplos de ese tema, de una etapa de madurez muy fructífera del pintor. Según consta en los archivos de la Galería Biosca, Ródenas adquirió en esta misma exposición junto a los dos cuadros de Colmeiro que aquí referenciamos, otro “mercado” (1966-70) de pequeño tamaño, de cuyo destino no nos queda constancia.
Las recias paisanas tocadas de pañuelo y falda ancha, tratadas esquemáticamente, en sus formas geométricas básicas, aparecen en su pintura en diversas actividades más o menos prototípicas de una sociedad anclada en lo rural, pegada al fundamento de la tierra, en contacto todavía con un cierto orden natural roussoniano idílico: labradoras, pescadoras, vendedoras… Es un intento de buscar una identidad diferenciadora basada en la vuelta a las raíces, a lo popular como reducto de verdad incontaminada, de llegar a lo universal a partir del localismo. Algo muy común a ciertas vanguardias españolas y europeas, no sólo en la pintura. Pero realizado todo ello huyendo del detalle pintoresco y buscando una esencialidad formal.
La simplicidad se ve animada por la vibración de la pintura, aplicada en su viveza cromática de verdes, ocres y rojos mediante pinceladas cortas que envuelven de atmósfera, interés y riqueza plástica al conjunto.