Firmado en el ángulo superior izquierdo: “flores”
Signatura: FAR P-31
Sus influencias provienen del cubismo y el surrealismo, aunque con el tiempo su vanguardismo se fue atemperando hacia un lenguaje más tradicional.
Este cuadro es de su etapa parisina, con curiosos ecos de Rouault y una temática religiosa que aflora de vez en cuando en su producción. El tratamiento tiene un punto entre ingenuista y primitivo (se podría hablar de retablo “bizantino”) y las pinceladas están aplicadas con decisión y brío.
Antonio Ródenas conoció a Flores en París, desarrollando una entrañable amistad, a lo que seguramente contribuyó el apego que nuestro coleccionista sentía por Murcia, donde pasó varios años de su infancia y primera juventud. Llegó a reunir gran número de obras de las que han llegado a nosotros otros dos óleos, cuatro gouaches, tres grabados y un dibujo dedicado.