Firmado en el ángulo inferior derecho “B. Palencia”
Signatura: FAR D-43
Dibujo de gran contención y fuerza, esta recia cabeza de muchacha es un trabajo sutil, donde el trazo entrecortado apenas insinúa la forma y las manchas que el aceite o esencia de trementina han producido en el papel sirven de suave sombra y modelado. La cabeza ocupa todo el papel pero no queda asfixiada pues todo está tratado con ligereza, sin insistir.
Así, la forma rotunda, sin embargo no pesa, parece abrirse, respirar.
No sabemos si el pintor aprovechó unas manchas preexistentes en el papel, dejándose guiar por lo que le sugerían (parece lo más probable), tal y como practicaron profusamente, y de una forma más extremada, los surrealistas. Y como, de algún modo hacen en un momento dado todos los pintores, pues no en vano ya Leonardo aconsejaba en su tratado inspirarse en las manchas de humedad de las paredes para dibujar composiciones de batallas.
En cualquier caso, esta figura parece emerger del papel. Es como si trazos, manchas y celulosa formaran un conjunto inseparable. Como las figuras de un relieve emanan de la piedra. De hecho, se podría decir que este dibujo tiene algo de escultórico.