Firmado en el ángulo inferior derecho “Regoyos”
Signatura: FAR P-71
Una gran obra del eterno viajero que fue Regoyos, realizada durante su residencia en Granada y en la que vierte toda su sabiduría de pintor maduro.
Una composición limpia y equilibrada que otorga protagonismo a la iglesia, retratada con precisión, y al espacioso primer término (un recurso habitual en él), lugar donde el pintor plantea nítidamente las reglas del juego de colores complementarios repartidos por el resto del cuadro: luz anaranjada y grandes sombras azuladas violáceas, luminosas, a la manera de los impresionistas.
Un cielo de un delicado y límpido azul corona un paisaje que contiene toda la calidez de la radiante luz de la ciudad andaluza.